Rusia le cortó el gas a Polonia y Bulgaria, miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), por no pagar el suministro en rublos, una decisión que ambos países y la Unión Europea (UE) tildaron de «chantaje» y que el Kremlin calificó como respuesta a las sanciones que le impusieron por la invasión a Ucrania.
Un día después de que Estados Unidos y otros países occidentales prometieran acelerar el suministro de armas a Kiev, Moscú subió la apuesta y recurrió a su más vital exportación, que Europa necesita para mantener su economía en funcionamiento, que es el gas.
La escalada llegó en la forma de un memorándum de la compañía estatal de gas rusa Gazprom, que dijo que suspendió el envío a Polonia y Bulgaria porque se negaron a pagarlo en rublos, la moneda rusa, tal como exigió el presidente Vladimir Putin hace unas semanas.
El primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, acusó a Rusia de intentar «chantajear» a su país con una abrupta suspensión del suministro y consideró que la medida fue en represalia a las recientes sanciones contra Moscú por la invasión a Ucrania.
En una intervención ante el Parlamento, el premier prometió que Polonia no se verá intimidada por el corte del gas. «Estamos seguros gracias a años de esfuerzos para conseguir gas de otras fuentes alternativas», apuntó.
En tanto, el presidente de Polonia, Andrzej Duda, declaró que su país recibió «con tranquilidad» el corte y anunció que las empresas afectadas -por lo que llamó violación de contratos- tomarán medidas legales contra Rusia.
En la misma sintonía, el primer ministro búlgaro, Kiril Petkov, acusó a Moscú de un «chantaje inaceptable» y afirmó que la suspensión del envío de gas «constituye una grave violación del contrato».
La Comisión Europea disparó contra Rusia
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, también reaccionó a la medida: «No sorprende que el Kremlin utilice combustibles fósiles para tratar de chantajearnos. Esto es algo para lo nos hemos estado preparando, en estrecha coordinación y solidaridad con los Estados miembros y los socios internacionales».
«Aproximadamente el 97% de los contratos firmados por empresas y países europeos para comprar gas ruso establece pagos en euros o dólares estadounidenses», explicó la funcionaria belga.
«La exigencia rusa de pagar en rublos es una decisión unilateral y no conforme a los contratos y las empresas con tales contratos no deben acceder a las demandas rusas», agregó von der Leyen, según consignó la agencia de noticias AFP.
Alemania, un país extremadamente dependiente del gas ruso, aseguró hoy que el suministro está «garantizado» y agregó que los importadores energéticos «siguen pagando en euros».
El ministro de Economía y Clima, Robert Habeck, confirmó en un comunicado que la situación es «estable» y dejó en claro que su país «está haciendo todo lo posible para que siga siendo así».
Rusia redobló la apuesta
El gobierno de Vladímir Putin, lejos de amedrentarse, advirtió que podría dejar de enviar gas a otros países de Europa si también se niegan a pagarlo en rublos.
«Todo esto obedece a sanciones occidentales por las que se congelaron nuestras reservas en divisas extranjeras en bancos en el exterior», sostuvo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
«Fue literalmente un robo de una parte significativa de las reservas rusas como parte de una acción hostil sin precedentes de Occidente contra Rusia», puntualizó.
De acuerdo con un decreto firmado por Putin en marzo, las empresas de los países que el Kremlin considera «hostiles» tienen que solicitar en el banco ruso Gazprombank -fundado por Gazprom- la apertura de cuentas en rublos, donde podrán ingresar fondos para pagar por el gas en sus monedas nacionales, como lo estipulan los contratos actuales, y la entidad, a su vez, los convertirá en rublos, según el cambio de la Bolsa de Moscú.
Sin embargo, el Grupo de los Siete (integrado por Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá) y la Comisión Europea rechazaron la iniciativa, al considerarla como un intento de evadir las sanciones.
Además, manifestaron su preocupación de que Gazprombank pueda transferir sus pagos al Banco Central de Rusia, que se encuentra bajo sanciones occidentales, reportó la agencia de noticias Sputnik.